®©Abro extenuada de placer mi boca
grotesca y primitiva de sonidos guturales.
Mis manos se crispan entre tus vellos
y se enredan en el impúdico perfil de tu torso desnudo.
Un gemido infantil hace eco en la cama
y se desplaza hacia mis ojos desbordados.
Tus manos aprietan mis pechos,
y mis pezones calumniados por la madurez
se diseminan hacia un vértice
que espera ser saciado por unos labios hambrientos.
Ahí te siento…
entero, mío, erecto…
Muy adentro, mis entrañas chorrean
calamidades e injurias
contra la impiadosa claridad de la siesta…
El momento en que el sol se revuelca
entre el sudor y la fatua luz de las cortinas.
Mi pelo desciende sobre mi espalda,
obligado por el peso del orgasmo
y vos
entero, mío, erecto…
atacás mi mundo, lo manipulás
mientras me encadenás a tu miembro
entre la hojarasca mojada de mi gozo.