puta
a esa mujer
se le calca
la ciudad en las ojeras
y sus
estrías surcan trenes de sexo
por áridos
parajes comandados por la lujuria
a esa mujer
un príncipe
le hizo el amor en las orejas
y la rescató
de sus fauces con un beso infecto
a esa mujer
las calles le
amamantaron su virginidad
mientras
sucumbía al ayuno voraz de sus ansias
a esa mujer
se le
enumeran las arrugas, se le destiñe la boca
y una baba
de asco le soborna la pasión
cuando no
quiere pero quiere porque tiene hambre
a esa mujer
un cura de
la noche la crucificó en la esquina
y le comulgó
su semen en un derrame de lágrimas
con impuras
constelaciones de humedad
a esa mujer
le
envenenaron de chicle, de frío, de pastizal
y le
desintoxicaron
con neones para
reducir su rostro a una leyenda
a esa mujer
le
escaldaron la lluvia y la sofocaron
con el
coito del pecado
por eso hoy
dios la
convocó
para
encomendarle la cofradía de los demonios
barnizándola
con sudor ajeno
y lamiendo
su rictus en la vagina de las veredas
con un
desvencijado luto flagelado por la cicatriz
que
estigmatizó un dolor sardónico
por un
embrionario deseo
que
fertilizó el santuario púbico
en su lecho
2 comentarios:
que intensa mujer.
Sí, la intensidad es uno de los elementos de mi vida entera, más aún del género que en este blog trato. Gracias por la visita. Saludos.
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