Rasgan mis gemidos
la intermitencia del lamento de una rosa apagada;
cosecha en su corola una lágrima de rocío
y la saborea en la plenitud del mediodía.
Mientras,
palabras palabras palabras
se aparean
en una cópula estrepitosa
de lamentos siniestros.
Tus supernovas,
esas que maquillaste de tierra bendita
dentro del páramo de mi alma,
escupen verbos masacrados por el milagro de tu mirada.
Mi sexo no abandona tus labios santificados
2 comentarios:
"..Mi sexo no abandona tus labios,"..me encantó.
Brillante amiga, indudablemente tu poesía se nutre de una pasión única.
Un mimo al alma!!
Gracias, así es, qué maravilla la de la palabra, ¿no?
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